28/3/2024
Política

El PP se deshilacha por el miedo a perder

Las dudas sobre su permanencia en el poder avivan las divisiones y evidencian que Rajoy no despierta ningún entusiasmo

AHORA / Rosa Paz - 23/10/2015 - Número 6
  • A
  • a
El PP se deshilacha por el miedo a perder
Rajoy con ministros y dirigentes del PP en la reunión del sábado 17 de octubre en Toledo. Ismael Herrero / EFE
El miedo a perder el poder está sacando a la luz las miserias internas del PP, las enemistades personales, los enfrentamientos entre las distintas familias políticas y la ausencia total de entusiasmo por su líder, Mariano Rajoy, que se mantiene al frente del partido porque conserva la Presidencia del Gobierno, pero al que auguran un final inmediato si en las elecciones del 20 de diciembre la pierde. A dos meses de las elecciones y ante la mirada atónita de muchos ciudadanos, el PP ha empezado a deshilacharse por todas las costuras.

El sábado pasado Rajoy reunió a los suyos para hacerse una foto de familia. Necesitaba transmitir una imagen de unidad  y mitigar la de desbarajuste que se percibió en una semana negra para el partido que ostenta todavía el Gobierno: los ministros de Economía, Cristóbal Montoro, y de Asuntos Exteriores, José Manuel García Margallo, hicieron exhibición pública de su mutua antipatía, la secretaria general del PP vasco, Arantza Quiroga, dimitió tras ser públicamente desautorizada, la Comisión Europea cuestionó oficialmente las previsiones de déficit sobre las que se han construido los presupuestos para 2016 que el Congreso de los Diputados aprobó este martes, José María Aznar los volvió a regañar en público y el vídeo de campaña con el que pretendían recuperar el ánimo y el apoyo electoral se convirtió en una catástrofe viral. Una concatenación de calamidades que suele producirse cuando los dirigentes de los

Dirigentes populares temen que Ciudadanos prefiera pactar con el PSOE aunque el PP sea el partido más votado

partidos olfatean un final de ciclo. Hay analistas políticos próximos al Gobierno que comparan el desorden y los enfrentamientos internos de estas semanas con los que llevaron a la destrucción de UCD en 1982, pero parece una comparación exagerada, generada también por el pánico,  ya que el PP es un partido más sólido de lo que fue la UCD y la situación política actual no es la de los años 80.

A Rajoy le gustan esas fotos de familia para los momentos difíciles. Se hizo una con toda la cúpula del PP, barones y baronesas territoriales, en febrero de 2009 para tratar de esquivar cualquier implicación con la trama Gürtel, que en esos días estaba empezando a ser investigada por la justicia. Quince días después imputaron por primera vez al entonces tesorero, Luis Bárcenas. 

Las listas, un enigma

La posibilidad, según vaticinan los sondeos, de que el PP pierda 50, 60 o más escaños de los 186 que tiene en la actualidad está generando mucho nerviosismo, sobre todo en las organizaciones regionales, ocho de las cuales se quedaron sin líderes tras el desastre electoral del 25 de mayo y siguen descabezadas a la espera de su renovación.
 
Nadie sabe nada de las listas, que dependen en última instancia de la decisión de Rajoy, así que “hay al menos 179 diputados que desconocen en este momento qué será de su vida a partir de diciembre y, por tanto, todo está paralizado, nadie hace ni una sola propuesta política interesante”, explica a AHORA uno de los parlamentarios más veteranos del PP. Lo único que se da por hecho es que tienen puesto asegurado, obviamente, el presidente del Gobierno, Soraya Saénz de Santamaría y algunos ministros que ya son diputados. Y también se supone que Rajoy “garantizará la continuidad” de los de su generación, que habrían caído de las candidaturas de haberse producido una renovación en el liderazgo del partido.

Es lo que ha ocurrido en el PSOE con la llegada de Pedro Sánchez, que solo repiten al frente de las listas nueve de los que las encabezaron en 2011 quienes, a su vez, hace cuatro años ya habían protagonizado en muchos casos una renovación generacional. Los socialistas, con todo, regalaron a los populares el único momento de respiro que han tenido en las últimas semanas con el malestar —y la consiguiente polémica interna— que generó el fichaje exprés por parte de Sánchez de la hasta el viernes pasado diputada de UPyD, Irene Lozano. Una bronca que la mayoría considera innecesaria porque tampoco confía en que la incorporación de Lozano les vaya a reportar réditos electorales. 

Ganar y no gobernar

Pero en el PP no solo preocupa la caída en escaños. Lo que está llevando a la descomposición del partido es el temor a perder el poder, bien porque no ganen las elecciones o bien porque aun siendo el partido más votado no consigan cerrar los pactos necesarios para seguir gobernando. Desconfían de la posibilidad de pactar con el partido de Albert Rivera, al que los analistas consideran el único socio posible de los populares. Hasta ahora Rivera ha asegurado en varias ocasiones que no votarán la investidura de Rajoy, pero ha dado a entender que sí podrían apoyar otra candidatura del PP a la Presidencia del Gobierno. En el Ejecutivo y en la sede de la calle Génova no acaban de creérselo.

“Si Rajoy no fuera el candidato tendríamos un resultado mucho mejor”, lamentan algunos en su partido


“El único objetivo de Ciudadanos es que el PP pierda el poder”, asegura un destacado dirigente conservador. Algunas fuentes de la dirección popular sugieren en privado que Ciudadanos está financiado por poderes económicos que, desengañados de la posibilidad de una gran coalición PP-PSOE y temerosos de un pacto entre el PSOE y Podemos, habrían  fomentado “el Podemos de derechas”. De ser cierta esa versión, se supone que esos poderes preferirían un pacto de Ciudadanos con el PP, pero los populares no están tan seguros. “A esos sectores tampoco les preocuparía un gobierno del PSOE con Ciudadanos, que sería también perfectamente homologable en Europa”, afirman.

Críticas a Rajoy

El miedo a perder el poder lleva aparejada una gran carga crítica que podría desembocar en el fin del liderazgo de Rajoy si las previsiones de los populares más pesimistas se confirman y en 2016 no siguen gobernando. De momento, solo hay reproches en privado. Pero existen.  Son muchos los dirigentes que recriminan a su presidente que haya confiado todas sus expectativas electorales a la recuperación económica, pese a que en las elecciones europeas de 2014 y en las municipales y autonómicas de mayo de 2015 ya se comprobó que ese mensaje no llegaba a sus electores. También le reprochan que no reaccionara a  tiempo ni con contundencia ante los graves casos de corrupción que afectan directamente a su partido y a destacados exdirigentes —el más reciente el que se refiere al exvicepresidente del Gobierno Rodrigo Rato— y que les están pasando una elevada factura en las urnas.
 
Se quejan también de que Rajoy no abordara tras las elecciones municipales y autonómicas una remodelación del Gobierno que transmitiera a los dos millones y medio de electores que dejaron de votarles que había entendido el mensaje y estaba dispuesto a rectificar. Solo hubo cambios cosméticos en la dirección del partido con la incorporación de los jóvenes dirigentes Pablo Casado, Andrea Levy, Javier Maroto y Fernando Martínez Maíllo. “Ellos son los que heredarán el partido y los que tendrán que administrar la derrota si dejamos de gobernar”, aseguran en el PP.

Pero ante el avance de Ciudadanos y su joven líder Rivera, e incluso ante la rivalidad renovada del PSOE de Sánchez, en el PP se lamentan también de no haber planteado un cambio de liderazgo. “Si  Rajoy no fuera candidato tendríamos asegurado un resultado mucho mejor, pero no se le podía cambiar porque él controla el partido”, aseguran resignados algunos dirigentes.