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Se retroalimentan
“En septiembre se decía que Rajoy, con su inmovilismo, dirigía la campaña de Mas y ahora parece que es Mas con su aventurerismo el que impulsa la candidatura de Rajoy”, comentan con ironía portavoces de los partidos de la oposición. De hecho, desde que el martes 27 de octubre Junts pel Sí y la CUP registraron en el Parlament la declaración, el presidente del Gobiernono ha dejado de aparecer en los medios reuniéndose en la Moncloa con los líderes del resto de los partidos, presidentes autonómicos y los representantes de la patronal y los sindicatos para transmitir la imagen de unidad frente a la secesión. Y eso que el primer día compareció para lanzar un mensaje que acabó siendo electoralista, porque dijo aquello de “mientras yo sea presidente se cumplirá la ley”, dando a entender que con otra persona al frente del Gobierno eso no ocurrirá.El líder del PSOE sugirió a Rajoy que recibiera a todos los dirigentes, también a los emergentes
Una iniciativa de Sánchez
El líder socialista trataba de evitar, precisamente, que Rajoy cayera en la tentación de utilizar el problema catalán para el interés electoral del PP. Empujarle a recibir a todos en busca de una respuesta conjunta es una manera de maniatarle en ese sentido y de evitar que acabe adoptando medidas unilaterales de difícil marcha atrás, como la aplicación del artículo 155 de la Constitución, que supondría la intervención de la autonomía. “Existía el peligro de que el Gobierno tomara decisiones en función de lo que fueran pronosticando las encuestas”, explica un dirigente socialista que, no obstante, matiza que ese peligro “aún existe”.Por sorpresa
El PP no ha desaprovechado la oportunidad que le han brindado los independentistas y que le ha llegado como un regalo inesperado. Aunque muchos de los candidatos de Junts pel Sí hablaban de la declaración unilateral de independencia, nadie, ni en Madrid ni en Barcelona, esperaba que fuera a plantearse tan pronto. Y de no ser por el mal resultado de esa candidatura, que necesita del voto de la CUP para la investidura de Mas, empeñado en seguir siendo presidente de la Generalitat, tampoco se hubiera producido de forma tan repentina.Los populares, que tuvieron un pésimo resultado en las elecciones catalanas del 27-S, creen que ahora la situación les puede beneficiar electoralmente porque, si no cometen ningún error relevante, permite visualizar a Rajoy y a su partido como los garantes de la unidad y de la estabilidad institucional. Más aún cuando su estrategia de confiar todas sus expectativas electorales a la recuperación económica sigue sin calar en amplios sectores que siguen sufriendo las consecuencias de la crisis, los recortes sociales y, en particular, el paro, que subió de nuevo en octubre una vez acabada la temporada turística.Los partidos emergentes están aprovechando el protagonismo que han adquirido gracias a la crisis catalana
Medirse en Cataluña
Más allá de las propuestas programáticas que están haciendo públicas estos días todos los partidos sobre multitud de cuestiones, desde la prostitución a las rentas básicas, sus líderes se han encontrado con más minutos en las televisiones y más fotografías en las primeras páginas de las que podían soñar. Y no van a dejar pasar la ocasión, azuzados, a su vez, por el empeño de los independentistas en marcar las elecciones del 20-D. Ellos también, salvo la CUP que no se presenta, están en una campaña difícil, porque al contrario que en los comicios catalanes, CDC y Esquerra concurren separados a las generales y podrán así medir su fuerza electoral. También Ciudadanos y el PSOE van a confrontar sus expectativas en Cataluña, donde el partido de Rivera obtuvo en septiembre su mejor resultado gracias al trasvase de votantes del PSC.