24/4/2024
Libros

Genética editorial

Alianza, la editorial que llevó los clásicos al libro de bolsillo, cumple 50 años

Miguel Aguilar - 01/04/2016 - Número 27
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En El gen egoísta, Richard Dawkins acuñó el concepto de meme, la unidad mínima de transmisión cultural. Si aceptamos así que las instituciones culturales tienen una suerte de ADN que se replica a lo largo del tiempo, es interesante estudiar la carga genética de algunas de las más admirables. Por ejemplo, la de Alianza Editorial, que cumple estos días 50 años y más de 3.500 libros publicados. Es un análisis que no requiere acudir a las modernas técnicas de secuenciación ni pisar un laboratorio de alto nivel; basta echar un vistazo a las biografías de quienes la crearon para entender qué tipo de aliento la impulsó y qué energía la ha sostenido tanto tiempo.

El éxito tiene muchos padres, pero en este caso vamos a centrarnos en los tres más importantes (con permiso de Daniel Gil y sus maravillosas portadas). José Ortega Spottorno, descendiente de una larga estirpe de periodistas e hijo de uno de los filósofos españoles más importantes del siglo XX. Jaime Salinas, hijo de un gran poeta de la generación del 27. Y Javier Pradera, miembro de una destacada familia de la derecha vasca, cuyo padre y abuelo habían sido fusilados por el bando republicano en los primeros días de la guerra. Los dos primeros habían conocido el exilio, el tercero había pasado por la cárcel debido a su pertenencia al Partido Comunista en la posguerra. Entre los tres reunían un bagaje tan plural como la empresa que iban a lanzar.

José Ortega Spottorno abandonó España con su familia al estallar la guerra, aunque volvió antes de terminar el conflicto para luchar en el bando nacional. Estudió la carrera de ingeniero agrónomo, pero su verdadera vocación era la editorial. Su padre, que seguía en el exilio, había fundado en 1923 la Revista de Occidente, que él logró relanzar como editorial en 1939, y tras una larga batalla con la censura, en 1963 obtuvo el permiso para sacar de nuevo la revista mensual. Alianza era en ese momento un proyecto de distribuidora.

Entonces apareció Jaime Salinas, procedente de Barcelona, donde había contribuido como el que más al esplendor de Seix Barral, la gran editorial literaria española de los 50 y 60. Salinas había acabado distanciándose del proyecto y buscaba lanzar un gran sello de bolsillo, usando la experiencia de sus contactos extranjeros, los Rohwolt, Einaudi o Gallimard. La conexión con Ortega fue perfecta: no costó mucho convencerle de lanzar una versión moderna y perfeccionada de la colección Austral de Calpe, donde antes de la guerra su padre había asesorado a Nicolás Urgoiti.    

La tercera pata no tardó en llegar. En 1967, asqueado por cómo Fondo de Cultura Económica se había deshecho de su mentor Arnaldo Orfila, Javier Pradera salía de la filial española, que había montado él, y entraba en Alianza. Así se sumaban su experiencia y contactos en América a la red europea de Salinas y a la herencia de lo que había sido en España la Revista de Occidente. Una combinación que parecería hecha con la precisión de la mejor ingeniería genética, y que felizmente 50 años más tarde sigue dando frutos.