19/4/2024
Cine

Las vacaciones europeas de Michael Moore

El 27 de mayo estrena su más reciente trabajo, Where to Invade Next, una postal del viejo continente

Carlos Reviriego - 20/05/2016 - Número 34
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Las vacaciones europeas de Michael Moore
Michael Moore agita la bandera de EE.UU. Dog Eat Dog Films / IMG
Eran los años del plomo, si se pueden llamar así, de la presidencia de George W. Bush en Estados Unidos. En el Festival de Cannes se estrenó internacionalmente la película Fahrenheit 9/11 (2004), dirigida por Michael Moore, y Quentin Tarantino presidía el jurado del certamen, en el que nada menos que cuatro de los nueve miembros eran estadounidenses. No era la primera vez en la historia del festival galo, pero seguramente nunca fue tan evidente, para su desprestigio, que una Palma de Oro se concedía con mayor voluntad política que apreciación cinematográfica. Tarantino le susurró a Moore al oído lo contrario cuando le entregó el cotizado galardón, que de algún modo le hermanaba con los grandes maestros del séptimo arte, desde Welles hasta Coppola pasando por Rossellini, De Sica, Fellini, Bergman o Buñuel: “Queremos que sepas que no has ganado este título por el mensaje político de la película. Premiamos el arte de hacer cine”.

Moore no fue el único en creérselo. Lo atestiguan las taquillas y también las críticas, como de hecho ya había ocurrido con Bowling for Columbine (2002), su divertido editorial sobre la cultura de armas en Estados Unidos. Fahrenheit 9/11 se convirtió en un fenómeno global que supuso la inmediata popularización del discurso satírico y desenfadado como formato documental de activismo político. Exploraba con irónica perplejidad las causas y consecuencias de los atentados del 11-S, poniendo el foco sobre la ineptitud del presidente —la imagen de Bush en un colegio infantil al recibir la noticia del impacto de los aviones contra las Torres Gemelas ha quedado para la posteridad—, las relaciones entre las acaudaladas familias Bush y Bin Laden y, sobre todo, las invasiones de Afganistán e Irak. Su último largometraje, Where to Invade Next (2015), arranca 10 años después precisamente señalando la inutilidad de esas incursiones frustradas en busca de petróleo.

 

Maestro de la sorpresa fingida

Frente al balance deficitario de la “guerra contra el terror”, Moore se pregunta si en lugar de sembrar odios y destrucción en su mesianismo democrático, Estados Unidos no haría mejor en importar aquellas políticas de bienestar social que encabezan democracias más antiguas. Bandera en ristre, y tras una supuesta reunión con los altos mandos militares de su país para pedirles sosiego, el orondo documentalista se embarca en su “investigación” sociopolítica por el viejo continente. Con el tono festivo de quien se toma unas vacaciones y el aplomo de un comandante en jefe de las causas sociales, Moore envía postales desde Italia, Francia, Alemania, Portugal, Noruega, Finlandia y hasta Túnez, con entrevistas a diversos ciudadanos explicando los beneficios de las vacaciones pagadas, el menú escolar sano y gratuito, la educación pública universitaria, las políticas de rehabilitación social, el servicio sanitario universal o el consumo de drogas no delictivo. Para Moore, maestro de la sorpresa fingida frente a la cámara, Europa es poco menos que el paraíso de la civilización. “Los italianos siempre parece que acaban de tener sexo”, dice. Se refiere a la Italia que asocia, según reza en su postal, a Mario Bros y don Corleone.

Fahrenheit 9/11 popularizó el discurso satírico como formato documental de activismo político

Así que la estrategia pasa, una vez más, por hacer la película exclusivamente para sus conciudadanos. O más bien para el estadounidense medio, de educación básica y, preferiblemente, adicto a los reality shows y el periodismo amarillista. Su agenda probablemente contemple el adoctrinamiento de la conciencia social y el pensamiento de izquierdas (al menos, de la izquierda estadounidense), pero la banalidad de su sociología cómica puede incluso expulsar a los espectadores que están en su misma cuerda ideológica. El propio Moore lo advierte en el filme —“Mi misión pasa por recoger las flores, no las malas hierbas”—, pero aun así el edénico jardín que pinta de una Europa que hoy levanta muros y empobrece a sus ciudadanos para proteger a las élites, y cuyas políticas sociales están en franca regresión, resulta no solo optimista y cándida, sino directamente ingenua.

Entre la persona y el personaje

En todo caso, hila su discurso intelectualmente pop sin bajar la guardia del dinamismo narrativo, en perpetuo movimiento, construyendo un pensamiento que integra con armonía y humor el tabú de los genocidios sobre los que se construye su nación —de los nativos y de la raza negra— cuando lo compara con el Holocausto nazi y ensalza el modo en que Alemania ha negociado con sus traumas históricos. Es uno de esos momentos en los que el cineasta no solo traslada una idea valiosa, sino la tristeza que le produce ser estadounidense.

Michael Moore es un cineasta del yo que fluctúa entre el personaje y la persona, entre ser popular sin ser populista. Ahí puede yacer gran parte de su éxito. Su documentalismo se sustenta en el carácter intervencionista de su personalidad, que no consiste solo en alterar la realidad que registra, sino en fustigar sus estallidos.

En Where to Invade Next, sin embargo, no recurre a la estrategia de la provocación como hizo en Bowling for Columbine ridiculizando a Charlton Heston o en Capitalismo, una historia de amor (2009) sembrando molestias en Wall Street, sino que practica el humor que funciona por contraste entre la percepción social estadounidense y la europea. En el empleo de imágenes de archivo también busca esas colisiones, como tratar de hacer convivir el videoclip corporativo de una cárcel de Noruega en el que los trabajadores interpretan We Are the World con brutales imágenes de violencia policial en su país. No es una cuestión de gusto (y el suyo es muy discutible), sino de impacto dramático.

Puramente americano

Si es cierto el edicto de William Carlos Williams según el cual “los productos puros de América siempre enloquecen porque son puramente americanos”, la demencia de Moore bien puede descansar en su inquebrantable optimismo y su fe en las transformaciones sociales. Where to Invade Next traslada el sentimiento de una síntesis filmográfica, como si fuera la suma temática y el destilado formal de los principios ideológicos expuestos en sus anteriores trabajos, especialmente en Sicko (2007) y Capitalismo: una historia de amor. El cineasta de Flint, Michigan, que convirtió el salvaje proceso de desindustrialización de su ciudad natal por parte de General Motors en el centro de su debut con Roger & Me (1989), se traslada en el tramo final de su nuevo trabajo hasta Berlín, donde cuenta que él estuvo allí el día que cayó el muro, y que solo hicieron falta un martillo y un cincel para acabar con el viejo mundo.

Parece genuinamente convencido de que Estados Unidos puede darle un vuelco a su propia naturaleza neoliberal. Cree en una América socialista.

Si en algo podemos convenir, incluso con el propio Moore, es en que todas sus películas son comedias

“El miedo a que se le considere a uno injusto con su tema es una fuerte limitación para el humor”, explica Bill Nichols en La representación de la realidad (Paidós Ibérica, 2007), uno de los ensayos canónicos sobre la naturaleza y modalidades del cine documental. Las estrategias satíricas han sido tradicionalmente apartadas de la ortodoxia documental en favor del discurso serio y solemne, pero como dijo Rabelais, “lo propio del hombre es reír”, y Moore aplica la fórmula con los instintos y los reflejos del humorista más afilado. La aspiración del cineasta es que, con la estrategia de la risa, nos acabemos tomando muy en serio el mensaje político de sus películas, pero lo cierto es que con cada una de ellas lo pone más difícil. Eso sí, a estas alturas, conociendo el terreno que se pisa, lo mejor es tomárselo con humor. Si en algo podemos convenir, incluso el propio señor Moore, es en que todas sus películas son comedias.

Where to Invade Next
Where to Invade Next
Escrita y dirigida por Michael Moore
Estreno en cines el 27 de mayo