Atticus Lish. Amor de bajos fondos
El debut literario del escritor estadounidense es una novela ambientada en Nueva York después de los atentados del 11-S
Antes de publicar su primera novela, Atticus Lish se obsesionó con una película de kung-fu y quiso ser Bruce Lee. Estudió chino, enseñó inglés durante un año en China, aprendió artes marciales y se alistó en la Marina. También estudió Matemáticas en Harvard. No empezó a escribir hasta el año 2008, ya instalado en Nueva York, y con la única complicidad de su mujer. Le llevó cinco años terminar las 500 páginas de su libro. “Solo al acabarlo hablé con mi padre —declaró Atticus a Bookforum—. Le dije: ‘No voy a involucrarte en nada. Te respeto, pero esto es algo que voy a hacer a mi manera’.” Padre e hijo habían estado 12 años sin hablarse, tras morir la madre de Atticus en 1994.
El libro se convirtió en un inesperado éxito de ventas y fue premiado con el Pen/Faulkner a la mejor novela de 2015
Lish envió el manuscrito al editor del sello independiente Tyrant Books, Giancarlo DiTrapano, que lo leyó de un tirón en su teléfono móvil durante un viaje: “Mis amigos y mi novio me decían: ‘¿Puedes tirar el puñetero teléfono?’. ‘No puedo, no puedo dejar de leer’, respondía yo. En cuanto lo terminé llamé a Atticus y llegamos a un acuerdo”. Preparación para la próxima vida (Sexto Piso, 2016) se convirtió en un inesperado éxito de ventas y fue premiado en 2015 con el Pen/Faulkner a la mejor novela del año. Lish se unió a una lista en la que figuran escritores como Philiph Roth, James Salter y dos viejos conocidos de su padre: Richard Ford y Don DeLillo.
Personajes a la deriva
La obra de Atticus Lish se desarrolla en la Nueva York posterior al 11-S, donde los inmigrantes son “putos inmigrantes” y los soldados vuelven a casa con su propia guerra en la cabeza. En esos EE.UU. de los bajos fondos, de los jóvenes atrapados por la droga y los trabajadores explotados, Zou Lei se encuentra con Brad Skinner. Ella es una musulmana de origen chino de la etnia uigur —una “emigrante ilegal en su propio país”— que ha entrado en EE.UU. por la frontera de México. Él es un joven de 23 años que ha cumplido tres servicios en Irak y llega a la ciudad con su mochila de combate: en ella, una Beretta de nueve milímetros envuelta en una toalla militar. Zou Lei debe lidiar con empleos precarios y el fantasma de la cárcel, después de haber sido encerrada por no tener papeles. Skinner, con su trastorno de estrés postraumático, que lo lleva a coquetear con el suicidio y a atormentarse con las atrocidades que cometió en Irak.
En estas condiciones, Zou Lei y Skinner protagonizan una historia de amor tan delicada como tormentosa. La aparición de Jimmy Murphy, el hijo de la casera de Skinner, detona una relación cuyo previsible final dramático parece más una certeza que una conjetura. Jimmy es un delincuente que ha perdido en la cárcel los pocos escrúpulos que tenía. “Estoy interesado en el mal. Quería escribir sobre un verdadero criminal”, explicó Lish. En la escena de la violación de Jimmy a una mujer asiática, el mal queda descrito de la forma más cruda. “Si ves el vídeo de un crimen de las cámaras de vigilancia, generalmente te parece repugnante. Pero la mayoría de las representaciones de crímenes en las películas no me repugnan. Quería comprobar que era capaz de escribir algo que impactara como lo hace la grabación de una cámara de vigilancia”, escribe Lish.
Detalle y ritmo
El nivel de detalle que alcanza el autor en Preparación para la próxima vida es posible porque él ha vivido en casas de inmigrantes como la de Zou Lei, sabe lo que es ser arrestado y muchos de los trabajos de ella también han sido suyos. “Otras partes han requerido una investigación diferente: yo no he vivido la guerra de forma directa”, dijo a Vice. En una de las escenas clave del libro, Zou Lei hace una caminata interminable; Atticus hizo ese mismo paseo con un cuaderno de notas.
La fuerza del libro está en el ritmo: está escrito con frases cortas que avanzan como una marcha de ataque
La fuerza de la novela está en el ritmo. Lish escribe con frases cortas que avanzan como una marcha militar de ataque. “No escribas como un escritor, escribe como se habla”, se dijo Atticus. Y en su escritura no hay digresiones innecesarias: está la economía de palabras que su padre, el temible Gordon Lish, le habría exigido. Mientras escribía, Atticus aprendió que “se pueden cubrir varios años con una sola frase”.
Ahora que Lish sabe lo que quiere, se ha fijado el objetivo —el “sueño”— de firmar 20 novelas, tantas como sean necesarias para llegar al libro perfecto. “Se trata de intentarlo una y otra vez”, dijo a The Quietus: “Siempre va a ser imperfecto, impreciso, y entonces, de repente… Es cuestión de suerte. En béisbol, para conseguir un home run, el lanzamiento de la pelota tiene que ir en la dirección adecuada y se debe inclinar el bate hacia el lado correcto”.
Atticus no lee reseñas; quizá por eso no es consciente de que la crítica ya lo considera un escritor mayúsculo.
Atticus Lish
Traducción de Magdalena Palmer
Sexto Piso, Madrid, 2016, 520 págs.