24/4/2024
Política

La “nueva socialdemocracia” y el comunismo

Iglesias defiende que su programa ocupa el espacio tradicional del PSOE mientras el PCE reivindica su ideología clásica

AHORA / Jacobo Pedraza - 10/06/2016 - Número 37
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La “nueva socialdemocracia” y el comunismo
Iglesias y Garzón caminan hacia el hotel Ritz, donde intervinieron en un desayuno informativoBALLESTEROS / EFE
En la estrategia política de Podemos, el concepto de “terreno de juego” siempre ha tenido importancia. Entendido como  el espacio discursivo y el marco de asuntos que se van a presentar a la ciudadanía como decisivos.  La formación que lidera Pablo Iglesias ha decidido dar por superado al PSOE y presentarse como la “nueva socialdemocracia”,

IU mantiene un no tajante a la OTAN y a las bases en Rota y Morón y el PCE pide romper con el euro

con un mensaje que se salga de la búsqueda de culpables de esta repetición de elecciones y que ponga el foco en la corrupción y los recortes sociales y, en positivo, en la buena gestión de sus corporaciones municipales y de los gobiernos autonómicos que cuentan con su apoyo.

La táctica de ocupar el espacio tradicional de los socialistas choca con el hecho de ir en coalición con Izquierda Unida, y consecuencia de esto ha sido el malestar del PCE, el principal partido de la coalición que coordina Alberto Garzón. Tras las palabras de Iglesias en las que se ubicaba en la socialdemocracia, los comunistas y sus juventudes contraatacaron el pasado martes con una campaña en redes sociales con la nada ambigua etiqueta “Somos comunistas”. Un lema que no ha compartido Izquierda Unida como organización con identidad propia, si bien el mismo Garzón insistía ese martes en definirse como comunista frente a su nuevo aliado en Unidos Podemos, al tiempo que alegaba que el debate de las etiquetas “confunde más que aclara”. Pero lo cierto es que, más allá de etiquetas, las diferencias existen.
 

Podemos moderó su programa hace ya tiempo con el objetivo de llegar a un sector más amplio del electorado, un paso que estableció serias diferencias con Izquierda Unida que ahora han quedado omitidas en los 50 puntos programáticos que comparten. IU no presenta un programa distinto a esas 50 medidas, pero sí exhibirá en campaña postulados que estaban presentes en su anterior programa y que no comparte con Podemos. Por ejemplo, el no a la OTAN y a las bases de Estados Unidos en Rota y Morón de la Frontera. Podemos solo pide “mayor autonomía” en la OTAN y promete “revisar” el convenio de Morón.

La república

Otro de los temas en los que Podemos se ha moderado es su vocación republicana. Su programa, que curiosamente imita al catálogo de Ikea (“bienvenido a la república independiente de tu casa”) no incluye una apuesta por este modelo de Estado. La república es una de las banderas, nunca mejor dicho, de Izquierda Unida, que considera que la “radicalidad democrática” que defienden pasa solo por entrar en esta forma de gobierno tras un proceso constituyente. En ese proceso también hay discrepancias. Una nueva Constitución republicana es prioritaria para Izquierda Unida y para Garzón, que la ha defendido en el Congreso. Podemos no tiene tanta prisa y sabe que un cambio de tales proporciones exige un acuerdo demasiado amplio ahora mismo: proponen la “apertura de un debate ciudadano orientado a discutir el inicio de un proceso de cambio constitucional”, una frase suficientemente rebuscada para dar a entender que los plazos son amplios.

En las relaciones con la iglesia también hay distancias entre comunistas y “neosocialdemócratas”. IU pide a las claras un Estado laico, con la anulación de los Acuerdos con la Santa Sede de 1979, la supresión de la financiación estatal a la iglesia católica y cualquier otra religión (exenciones fiscales incluidas) o la eliminación de la financiación para centros de enseñanza “con ideario propio”. Iglesias hace más equilibrios, porque quiere mantener su pequeña cuota de votantes católicos. Podemos propone hacer un inventario para la recuperación de los bienes inmatriculados por la iglesia cuando los obispos tenían categoría de fedatarios públicos. Su programa también incluye la eliminación de privilegios fiscales y de los Acuerdos con la Santa Sede, pero no la supresión de financiación estatal a organizaciones religiosas ni a instituciones educativas.

Podemos no incluye una apuesta por un modelo republicano, una de las banderas de Izquierda Unida

El modelo de enseñanza también es ligeramente distinto en cada partido. Izquierda Unida pretende acabar en unos años con la educación concertada, incluyendo inmediatamente como centros públicos a aquellos concertados o privados que ocupen suelo público. También quiere que la religión salga del horario lectivo y que los centros no estén sujetos al calendario litúrgico. Podemos propone moratorias para la concertada, pero no habla de las instituciones que ocupan terrenos públicos ni del calendario.

El capital

Podemos hablaba en sus inicios de nacionalización de sectores estratégicos y de la posible salida del euro, pero ahora solo habla de hacer una banca pública con las ya nacionalizadas Bankia y Banco Mare Nostrum, y de auditorías a las grandes empresas de sectores como el eléctrico o el financiero. Izquierda Unida sigue abogando por la nacionalización de los ámbitos estratégicos como parte del “plan de reindustrialización” que propone. Más sutiles son las diferencias entre ambas formaciones respecto a la salida del euro y la deuda pública. Podemos propone auditar la deuda y una eventual reestructuración (o quita) a través del BCE, y defiende el euro. IU pide la reestructuración con o sin el BCE y el PCE ha propuesto romper con el euro en su último congreso.