29/3/2024
Televisión

El siglo XX contado en series

La ficción televisiva vive un gran momento que le permite construir la crónica de la centuria pasada

Aloña Fernández - 29/01/2016 - Número 19
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El siglo XX contado en series

La caudalosa producción de series que alimenta los canales tradicionales, las cadenas de cable y empresas como Amazon obliga a buscar historias interesantes y originales que dependan menos de la imaginación de los guionistas y más del presupuesto que se vaya a invertir. Algunas están dispuestas a aceptar el reto y ponen el foco en sucesos importantes del pasado, personajes relevantes o momentos trascendentales de la historia. El interés por hacer de las series la crónica de una época, más o menos aproximada a la realidad, permite al espectador conocer hechos históricos o profundizar en aquellos que ya dominaba. Desde una perspectiva más general, gracias a algunas de las mejores series de la última década y a algunos clásicos es posible construir una imagen compleja y heterogénea del siglo XX.
 

1900

Para dibujar los primeros trazos es difícil encontrar una serie más apropiada que The Knick, dirigida por Steven Soderbergh. Con el británico Clive Owen como protagonista, narra los inicios de la medicina moderna y la época en la que los médicos debían luchar contra la religión, la esterilización era un procedimiento relativamente nuevo y se investigaba día y noche para conocer mejor el cuerpo humano. Inspirada en el revolucionario doctor William S. Halsted, The Knick cuenta la historia de un grupo de hombres que desafía a la ciencia y lucha para alargar y mejorar la vida de sus pacientes. Además de ocuparse de los avances médicos y trasladarlos con rigor, la serie es fiel al lugar y al momento en el que se ambienta. En los primeros años del siglo XX en Nueva York, el Hospital Knickerbocker, en el que transcurre la serie, planeaba su traslado, mientras la corrupción enfangaba la expansión de la ciudad y los afroamericanos continuaban lidiando con el racismo.

1910

La segunda década da pie a introducir el siempre necesario toque inglés. Llega representada por la aristocracia de Downton Abbey. La historia de los Crawley arranca el 16 de abril de 1912, el día después del hundimiento del Titanic, donde viajaba el futuro heredero. La llegada del nuevo sucesor del condado de Downton Abbey transforma la vida de los condes, sus hijas y el servicio con el que conviven en su mansión. El espectador se ve sumergido en la rutina familiar, entre cenas de alto postín, telegramas con importantes noticias y paseos por el campo. La ficción recrea algunos de los momentos más importantes de la década. El asesinato del archiduque Franz Ferdinand, la presencia del nuevo heredero en la batalla de Somme o la brutal epidemia de gripe española que asoló el país son algunos de los acontecimientos que la producción incluye en las tramas de las dos primeras temporadas. Después Downton Abbey se adentra en los años 20 y, a través de los Crawley, revela la importancia que la India, Irlanda o la aristocracia rusa desplazada por la revolución tuvieron en la alta sociedad británica del momento.

1920

Por entonces Estados Unidos proseguía con su desarrollo económico. Los años 20 arrancaron con dos acontecimientos trascendentales: la instauración del voto femenino y la entrada en vigor de la ley seca. Con esta última comienza Boardwalk Empire, que a través del político de Atlantic City, Enoch “Nucky” Johnson, describe una década en la que sigue estando presente la corrupción política y las mafias viven del contrabando y de todo tipo de actividades ilegales. Mientras algunas mujeres comienzan a dar los primeros pasos para dejar de ser amas de casa, otras no aspiran a ser más que caros objetos sexuales y los hombres todo lo riegan con alcohol y violencia. Para Nucky, que fue llevado a la pantalla con Thompson como apellido, su faceta delictiva es tan importante como su rol de tesorero de la ciudad. Y aunque es posible acostumbrarse a verle en actos políticos, sorprende la familiaridad con la que trata a más de una veintena de mafiosos reales que hicieron de las suyas en la época, como Al Capone o Lucky Luciano.

1930

 La década de los 30 empezó marcada por la devastadora caída del mercado de valores ocurrida unos meses antes en el crac del 29. Para reproducir las penurias y miserias que vivía la población, la imagen televisiva más apropiada sería la del hermano Justin atendiendo a los refugiados que buscaban una vida mejor en California. Este ministro de la iglesia metodista es uno de los personajes de la incomprendida serie de HBO, Carnivàle, estrenada en 2003 y cancelada dos temporadas después. La creación de Daniel Knauf narra la historia de un circo ambulante en el que peculiares personajes tratan de ganarse la vida. En su viaje por el país en busca de público, el circo llega a algunas de las localidades de las Grandes Llanuras, la zona en la que más impacto tuvo la Gran Depresión. Algo de lo que sabe bien el hermano Justin, el otro protagonista de esta narración fantástica en la que la lucha entre el bien y el mal es el hilo conductor.

1940

La Segunda Guerra Mundial es el tema más recurrente cuando se plasma en televisión la década de los 40. Steven Spielberg, junto a Tom Hanks, la HBO y el libro de Stephen Ambrose, Hermanos de sangre, se adentró en la televisión produciendo la miniserie homónima. A través de los acontecimientos en los que se vio envuelta la compañía Easy, Hermanos de Sangre realiza un excelente homenaje a los valientes hombres que lucharon en la contienda. Ha sido galardonada con siete premios Emmy y un Globo de Oro.

1950

Diez años después del final de la guerra, William Masters y Virginia Johnson se adentraron en la investigación que marcaría sus vidas: la de la sexualidad humana. Masters of Sex se ocupa de contarlo, a pesar de que su preocupación por la ambientación de la historia en demasiadas ocasiones no vaya mucho más allá del estilismo y la decoración. El interés que despierta el trabajo de los investigadores es elevado, pero no resulta suficiente para construir una historia realmente interesante. El defecto de Masters of Sex, que ha perdido fuerza con el paso de las temporadas, ha sido no imbricar la trama con sucesos históricos que añadan interés y enriquezcan la serie. Algo que hizo, y muy bien, su antecesora en la pantalla y sucesora en la línea temporal, Mad Men.
 

1960

Mad Men, la alabada creación de Matthew Weiner transcurre a lo largo de la década de los 60, y para contar la historia de Don Draper y sus colegas publicistas se sirve de los acontecimientos que la marcaron. Tras plasmar el interés que produjo el debate entre Nixon y JFK o la muerte de Marilyn Monroe, la segunda temporada se despidió durante la crisis de los misiles. En la siguiente entrega, la boda de la hija de Roger Sterling se vio marcada por el asesinato de JFK. Y para la cuarta, Weiner se decidió por un acontecimiento más agradable: el concierto de The Beatles en el Shea Stadium de Nueva York. En las últimas temporadas, mientras decidía el tipo de persona que quería ser, Draper vivió el asesinato de Martin Luther King y la llegada del hombre a la Luna, en uno de los mejores episodios de la última etapa de la serie.

1970

Tanto en Mad Men como en Masters of Sex hay personajes afectados por el conflicto que marcó los 50 y los 60 y que finalizó en 1975: la guerra de Vietnam. La contienda tuvo mayor repercusión en la serie por excelencia de los 80, Aquellos maravillosos años. Desde el comienzo de la producción quedaba claro que la guerra en la que estaba envuelto Estados Unidos desde 1955 era fundamental a la hora de comprender la época. En el episodio piloto, Winnie, la chica que ocupaba la cabeza del adolescente protagonista, Kevin Arnold, perdía a su hermano mayor en la guerra. El movimiento hippie, el comunismo, Elvis Presley, el papel de la juventud americana o la deriva política del país son otros de los temas que marcaron la adolescencia de Kevin, que intercambiaba opiniones sobre estos asuntos con su hermano y su padre.

1980

La serie que sirve para ilustrar esta década tiene nombre de comando informático: Halt & Catch Fire. Estrenada en 2014 por AMC, la producción se adentra en una de las épocas tecnológicas más interesantes: el momento en el que los ordenadores personales comenzaban a ser una realidad y las empresas competían por hacerse un hueco en el mercado. IBM lanzó su primer PC en 1981 y el resto de empresas trataron de fabricar uno propio. Ahí es donde entra en juego Cardiff Electric, la empresa que la serie inventa y que ve cómo su enfoque tradicional cambia cuando un exejecutivo de cuentas de IBM llega con un proyecto innovador. Aunque las referencias históricas son escasas, la estética y la banda sonora de la serie consiguen transportar al espectador a este periodo tan apasionante tecnológicamente.

1990

Las producciones que podrían ayudar a comprender mejor el final de siglo XX son muchas, puesto que el interés por las series de televisión alcanzaba entonces cotas similares a las del cine. Una de las que marcó una época fue la comedia creada y protagonizada por Jerry Seinfeld y producida por Larry David. A pesar de que era conocida como la serie sobre la nada, Seinfeld lograba congregar a casi 30 millones de espectadores frente al televisor sin más intención que la de contar sus andanzas y las de su amigo George, su exnovia Elaine y su vecinoKramer. Y aunque el deseo del cómico neoyorquino era que la audiencia olvidase la realidad y se sumergiese en su loco mundo, son muchos los elementos de Seinfeld que evocan el momento en el que transcurre. El dispensador de caramelos Pez, las escenas en el videoclub, las referencias a películas como El paciente inglés o Solo en casa, O. J. Simpson o la particular recreación del asesinato de JFK fueron algunos de los hechos que utilizó para crear sus instantes más inolvidables. La serie, que sería referente de Friends, que a su vez fue referente de Cómo conocí a vuestra madre, aporta el humor, la gracia y el ingenio necesario al retrato del siglo XX, diverso y coral, que ha hecho la ficción televisiva.